domingo, 31 de mayo de 2020

martes raro y subiendo

Cantos de sirenas policiales
Marineros sin mar que gobernar
Silencio en las ciudades
El ruido de la vida en el rural

Ya no me escribes
Me da que pensar
Me da por callar
Yo te escribo cuando menos lo mereces

La lluvia se dilata tras la ventana
La cadencia entre las gotas ha cambiado
El canto del mirlo solitario me abstrae
Me di cuenta hace unos días

Todo ha cambiado,
Existimos distinto. 


la ciudad muerta

El mundo desmoronándose, 
la sangre inunda las calles, 
estamos lejos del resto, 
lejos y encerrados, 
tú tocas mi cielo 
con la punta de los dedos. 
No llueve afuera, 
tampoco importa. 
La contaminación inunda 
los pulmones de la ciudad 
y sólo el agua 
puede resucitarla, 
las líneas de lo eterno 
desdibujan el tiempo 
de los relojes en tu pelo. 
Y cae la noche 
y termina ésta con el día 
amaneciendo desde tus costillas. 
Infinita forma de tu cuerpo, 
me retiene 
y me abstrae de lo lógico. 
Y lo lógico 
ahora es quererte, 
perderme 
en el intenso verde
Que me mira desde 
el otro lado de la almohada.

No hagas nada por nadie si no es por ti, no te mientas, no te engañes, así sólo has de sufrir. Cáete, cómete de bocas la piedra en vez de tener miedo a pasar delante de ella. No reserves tu tranquilidad, no hagas de tu ego un estigma. Revienta las salidas de emergencia sin emergencia alguna. 

Me jode


Me jode por las últimas veces que no supe que lo eran.
'Por los inviernos que parecían primaveras'. Me jode, porque supe desde el primer momento que esa sonrisa traería tormenta.
Y aquí estoy, que todavía no me he secao y ya quiero que llueva.

No sé si podré volverme a sentar en ese sofá.
No sé si podré volver a hacer café en esa casa.

Me he puesto un parche que por las noches se resquebraja.

domingo, 3 de mayo de 2020

La vida era otra

Nos dijeron que había que formarse, estudiar, acumular títulos sin sentido. También nos dijeron que sin dinero no se podía vivir, que cuanto más tuviéramos, más felices seríamos. La sociedad de consumo, la sociedad materialista, todo por la patria? No. Todo por el capital. Nos dijeron también cómo tenían que ser nuestros cuerpos. Cuánto teníamos que pesar, dónde podíamos tener pelo y dónde no. Nos dijeron que no era bueno mostrar debilidad, hacernos vulnerables frente a los demás. Que teníamos que poder con todo: estudiar, trabajar, ahorrar aunque nuestro salario fuera ridículo, conseguir pareja, coche, casa y otras tantas cosas materiales que no nos llevaríamos a la tumba. Cásate y ten hijos, decían, necesitaban más esclavos del consumo, para producir, para gastar. Se nos inculcó el odio y la mentira, cuestión del más fuerte. Pero lo que nunca nos dijeron, es que la vida, era otra. Que toda esa estructura perfectamente diseñada a la que teníamos que adaptarnos, era nuestra jaula. Pero sabes qué? Cuestión de supervivencia. Adáptate o mueres. Adáptate o no eres nadie. Y sabes qué pasó después? Que el sistema se desmoronó. Los relojes se atascaron, el consumo se detuvo, obligado. Y nosotros y nosotras que nos habíamos adaptado a esa irrealidad idealizada, no supimos cómo reaccionar, cuando nuestro supuesto estado de bienestar se convirtió en una jungla. Y todas las mentiras que nos habían contado empezaron a oler mal, a pudrirse. Pues la vida, en realidad, era otra. La vida no estaba afuera, no estaba en tus zapatillas nuevas, no estaba en mi título universitario, ni en mi trabajo, ni en nuestros ahorros, ni en la cuenta bancaria, ni en tener un cuerpo perfecto. La vida estaba dentro. Y sólo las personas capaces de descubrirse a sí mismas podían realmente sobrevivir a semejante locura. La burbuja explotó, y lo único que quedará tras nuestra marcha, será lo que hicimos por los demás. Será el amor que fuimos capaces de dar, sin esperar nada a cambio. Será la calma y la dicha de haberse conocido a una misma, sin quedarse en lo superfluo. Me duele el mundo, me duele la humanidad. Aún así, nuestro cuerpo no es más que un mero recipiente, que podemos llenar por dentro, o decorar por fuera. Tú decides. 

sábado, 25 de abril de 2020

sin sentido

A quien le importa el pronóstico del tiempo
Si los relojes nos hacen justicia viendo pasar muertas las horas
Si el cielo llueve o está soleado, es cuestión de lo que una tenga adentro
Si las palabras fueron de más
O de menos
Eso ya no importa
Pues ya no volverán los amantes a apoyar en almohadas ajenas sus melenas
Sin tu olor puedo vivir, eso ya lo se
Aunque no quiera hacerlo
Aunque me niegue
Y sea un imposible
A quién coño le importan los semáforos en rojo
Los cambios de sábanas se pierden
Anhelando el no tener tiempo ni pa cambiarlas
Las redes arden de artículos ignorantes
Los mensajes no llegan ya
Al que no quiere recibirlos
Ya sea por dolor o despecho
Ahora nos comemos más que nunca el techo
Y se nos acaba el hambre
Yo fumo incansable
Intentado dejar de recordarte
O lo que es lo mismo,
Olvidarte. 

La gota

La gota que colmó el vaso es la semilla del cambio que pedías. Son tiempos de cambio, de ruptura, de autoconocimiento y conciencia. Yo ya rompí mis miedos y con ellos la espera. Tú quédate con los tuyos, los llevas por bandera. Agradezco cada retal de cada momento vivido contigo. Los silencios incómodos y los besos cautivos. Nunca querías quedarte a dormir conmigo. Y yo no veía que nuestro tiempo era limitado. Me quedan los recuerdos, aunque te juro quisiera quemarlos y así purificarme, poder seguir adelante. Me quedaré un tiempo estancada, como las horas en el reloj de esta situación que parece que no se acaba. Pero todo pasa, olvidaré tus ojos, tu pelo, tus manos, tu sexo. Y cuando llegue el día podré mirar atrás sin dolor ni rencor, solo una sonrisa cubrirá mi cara, se habrá acabado mi cupo de lágrimas para ti. Y vendrán más, estoy segura de que vendrán. Las idas y venidas, el miedo, las dudas, el porvenir incierto de los días. Me la jugué a todo o nada, y perdí. Es lo que hay, es lo que dicen, lo que decimos cuando la situación escapa a nuestro control. No hay nada que hacer, nada que reclamar, pues somos libres, aunque sea dentro de nuestra propia jaula mental. No sé si volveré a verte. Me dueles. Pero no estás hecho para comprenderme, ni mucho menos. Yo valgo más de lo que tú puedes llegar a valorar. Y lo siento por ti, y por mí. Cartas con destino a nunca jamás. Porque jamás lo leerás. Cuídate del tiempo y de ti mismo. Cuídate. 

lunes, 20 de abril de 2020

Cuarentena




El peso de los días inconstantes
el lastre emocional de los amantes
la equidistancia entre tus párpados
marcando el ritmo de mis estados de ánimo

Ahí afuera hay un canto ensimismado
hay lluvia sin relámpago
Hay truenos sordos
sin luz.

Estoy en el abismo de tus córneas
tan visceral como sarcástica
condenada a caminar por los bordes de las aceras
casi recompuesta
y me vuelvo a hundir en la miseria

Ahí afuera hay sol sin niños
sin escándalo mediático
solo mentiras y silencio
que se acumulan en el telediario

La rutina del tiempo
la vida disruptiva
acorralada por el miedo
Ya no llueve fuera
pero sí aquí adentro.

Pero ahí afuera hay paseos sin dueño
besos enroscados como caracoles
aletargados todavía en un invierno
perecedero, pero invierno.

miércoles, 1 de junio de 2016

Incerteza de mis días tu sonrisa que a veces se enfría. Alma irrefrenable corre como electricidad por cualquier cable. Las tardes se tornan grises y la noche elude antiguos paisajes sobre tu pecho. Tormenta de verano, rotos, descosidos, abrazos de segunda mano. Quiero tu cielo en mis nubes, tu miedo en mis entrañas. La tristeza siempre fue tan necesaria. Incomprendida sensación de calma. Te disfrazas cada madrugada, nos adentramos en el bosque de ríos de agua salada. Nada pesa más que el despertar antes del alba y redescubrir nuestras múltiples caras, alegres, ensimismadas. Las cosas que se demuestran nunca son intencionadas. Ni en las buenas ni en las malas.

Grey

Lloramos océanos pero nunca nadie
se ahogó en nuestras lágrimas
Nos vaciábamos por dentro,
Nos hacíamos desde fuera.

Comprendimos el error pasado un tiempo,
Entonces nos fuimos consumiendo
Como en días de verano,
El agobio del fluir rápido del tiempo.

Nada nos abstrajo de la realidad,
Nadie nos salvó.
Trepamos por montañas infinitas
Y yo veía tu pelo diciéndome adiós.

Nos sumergimos en un sueño
Del que la humanidad no salió.
Nunca es tarde dijo un sabio
Pero nunca no dura para siempre

Igual que nada.

Fue en una noche sin luna,
En la que dejaste mi alma
Medio desnuda y con ansia
De desnudar la tuya.

Siempre queremos huir,
Nunca quisieron quedarse
La ciudad era cruel
y el cielo demasiado distante.

Un jueves gris el que nos consume
La espera por conseguir
Lo inalcanzable,
Lo inmaterial.

Amanece, que no es poco



El sol comienza a esclarecer las avenidas. 
Media luna brilla en sintonía 
con la luz de tus pupilas. 

Casi siempre callo 
lo que me recorre por dentro 
al tenerte en frente.

El viento sopla y se lleva una a una las noches, me envuelves. 
Ya sólo reconozco el olor de tu nuca, 
el pesar de tus párpados en tus días malos.

Pisándome los talones va la madrugada, 
que acaba antes de darnos cuenta, 
como casi siempre. 

Apuro las últimas caladas del cigarrillo 
camino a casa. 
Te escribo en el humo 
que me amordaza, 
al ser humano se le escapa la esperanza. 

Y tú te conviertes en mi credo
Me has robado las horas de sueño 
a cambio de los besos, 
del exceso de sed de tu cuerpo. 

Bajo por tu ombligo y llego a mi calle. 
Algún pajarillo susurra tu nombre 
y me deshace. 

El cántico de las noches voraces, 
deslizando tu mano por mi entrepierna 
y yo me pierdo en nostalgias innecesarias. 

Me reescribo al amanecer. 
No suenan ambulancias, el barrio en calma. 
Puede que esta sea la poesía más larga. 
Ya casi llego a casa. 

En cualquier esquina 
alguien descansa de la realidad, 
de la pérdida. 

No se si dormir o soñar con volver a rozar tu pecho en silencio.

la noche encendida

El sol comienza a esclarecer las avenidas. Media luna brilla en sintonía con la luz de tus pupilas. Casi siempre callo lo que me recorre por dentro al tenerte en frente. El viento sopla y se lleva una a una las noches en las que me envuelves. Ya sólo reconozco el olor de tu nuca, el pesar de tus párpados en tus días malos. Pisándome los talones va la madrugada, que acaba antes de darnos cuenta, como casi siempre. Apuro las últimas caladas del cigarrillo camino a casa. Te escribo en el humo que me amordaza,siendo consciente de que al ser humano se le escapa la esperanza. Y tú te conviertes en mi credo, tu piel mi única religión. Me has robado las horas de sueño a cambio de los besos, del exceso de sed de tu cuerpo. Bajo por tu ombligo y llego a mi calle. Algún pajarillo susurra tu nombre y me deshace. El cántico de las noches voraces, deslizando tu mano por mi entrepierna y yo me pierdo en nostalgias innecesarias. Me reescribo al amanecer. No suenan ambulancias, el barrio en calma. Puede que esta sea la poesía más larga. Ya casi llego a casa. En cualquier esquina alguien descansa de la realidad, de la pérdida. No se si dormir o soñar con volver a rozar tu pecho en silencio.

crucify your mind

En nuestro infierno particular, el vicio insano nos hace bajar la retaguardia. El silencio compartido nos habla y no calla. Perdemos y volvemos a la carga - la carga de los días pesados a la espalda - Me acuesto un miércoles y me levanto un miércoles. El alba me susurra pero yo no salgo de la cama. Estábamos esperando a que algo pasara. Yo busqué la redención entre unas piernas de cartón. Piernas colmadas de ansiedad y cortes, gastados pies de tanto andar por suelos de cemento. Ciudad sin lluvia, párpados sin sueños que se inundan como el mar. Infinitas posibilidades de abrazarte, cogen y me parten en dos. Tu boca me vuelve a juntar. Arritmia sentimental, miedo en las palmas de las manos. Puedo respirarlo, y aun así nos ahogamos.

jueves, 26 de mayo de 2016

Green

El mundo desmoronándose,
la sangre inunda las calles,
estamos lejos del resto,
lejos y encerrados,
tú tocas mi cielo
con la punta de los dedos.
No llueve afuera,
tampoco importa.
La contaminación inunda
los pulmones de la ciudad
y sólo el agua
puede resucitarla,
las líneas de lo eterno
desdibujan el tiempo
de los relojes en tu pelo.
Y cae la noche
y termina ésta con el día
amaneciendo desde tus costillas.
Infinita forma de tu cuerpo,
me retiene
y me abstrae de lo lógico.
Y lo lógico
ahora es
perderme
en el intenso verde
que me mira intensamente


jueves, 5 de mayo de 2016

giovedi



La voz de la inconsciencia,


el latido de tu boca entre mis piernas


el minutero del reloj reventando las cadenas.


Suya mi guerra,


será vuestra condena.






los caminos equidistantes,


borregos parlantes


amor errante.

miércoles, 4 de mayo de 2016

nivel alto de frecuencia














se esconden 
bajo el subsuelo
de la urbe 
las almas inquietas, 
inermes. 
Característica suya es
el brillo incesante de 
sus pupilas, 
programadas vidas 
a la espera 
de una razón 
para vivirla. 
El cielo se tiñe 
de un gris opaco que 
no nos deja ver el sol, 
y es solo entonces 
cuando cualquier 
miércoles pretérito 
me dispongo 
a deshacerme 
en tu cama, 
sin razón 
pero 
con el pecho 
a reventar de tu agua 
para saciar mi sed. 
Dispongo las palabras, 
los dibujos 
interpretando tu alma. 
Acabo siendo como siempre, 
inexacta. 
Y me dices 
que sientes estar así, 
que no quieres 
tirar de mí. 
Yo sólo quiero 
adentrarme 
en tu tormenta interna 
y comprender 
los rayos que la alimentan.

jueves, 28 de abril de 2016

rompiendo

El cielo se ruboriza
ante tus pasos de asfalto profundo.
El incienso se mezcla con tu perfume
y me aturde.
Cierro los ojos. Respiro.
Es otro viernes etéreo,
lleno de humo y vísceras.
Y entonces comprendo;
que no son sólo tus ojos,
es tu aliento,
son mis ansias de devolverte el oxígeno.
El ir y venir del viento,
los semáforos eternos.
El nulo tiempo que nos queda,
en el hueco de aquella escalera.
El invierno que comienza,
notas de prensa,
desquicio en los bares.
En tus andares erráticos,
como naufragando en el mar Báltico
canto de las sirenas del desánimo.
Te escribí en las paredes,
en el papel higiénico
en servilletas de antros esotéricos.




miércoles, 27 de abril de 2016



subidas y bajadas,

inconsciencia

noches ilustradas,

vidas programadas.




Sólo escapa,

montaña rusa de emociones,

canciones inacabadas

en tu boca.




poesías cortas,

largas historias

caminando tras la línea divisoria.
Casi nunca tuve nada, aunque casi siempre tuve la sensación de tenerlo todo. Quizá con los años descubramos lo indetectable, lo absolutamente impredecible de la mente. Un día te acuestas ignorando y al otro te levantas queriendo ignorar. Queriendo deshacerte del concepto de lo que significa ser humano. Otras veces te sientes orgulloso de sentir cosas que nos han dicho humanas, pero realmente son puramente salvajes, el lado más animal, más evadido de la sociedad corrompida y sucia. ¿ Qué somos o qué creemos ser ? Acaso no somos más que ególatras jugando ficha en un tablero sin sentido? Mira de un lado, mira de otro, pero mira siempre. A veces lo oscuro da luz.


caminos de piel

'Soporto el yugo de mediocres'






Agarrada a tus costillas el viento no me lleva,
circulo por la carretera de tus venas
y tu rostro de perfil me mira,
me deshace poco a poco.


Me acabo pronto,
tus piernas me desheredan
me enredo en tu pelo,
el tren ya no espera.


Que me arranquen de las sábanas
al alba tus pestañas,
tu locura,
mis ganas.


De verdad que me acababa,
que no creía en redención alguna.
Y mientras beso tu risa
la ciudad se marchita

pero poco importa.

lunes, 25 de abril de 2016

61 semanas

Me muerdes el cuello 
y yo pidiendo tregua 
a tus abismos. 

Manos frías, 
corazón caliente. 
Me llevas donde nada
nunca se arrepiente, 

y ahora Medusa tiene
tus cabellos en vez de serpientes. 

Me hipnotiza igual, 
me quedo de piedra frente a tus párpados, 
y cuando levantan... 

sólo el fuego puede quemar esos ojos, 
darles brillo, 

marchitarlos.

'Perdóname pero es que la noche me quemaba'



Mis manos empezaban por mis piernas, 
acariciando al son de la guitarra
que grita 'ojalá estuvieras aquí', 
I wish you were here. 

Galaxias distantes me sumergen 
y la ciudad me abstrae. 
Inacabada. 
Inacabados, es la palabra. 

El ego se vende a buen precio, 
la felicidad no. 
Rescato viejos libros y ni eso, 
me pierdo en poesías delirantes, 

me atrapa el delirio poético. 

La medialuna, todo por terminar,
nada por hacer. 

El sol jodiéndonos el sueño, 
pero viendo todo más claro me regenero. 

Me fundo los sábados 
en menos horas de las que tienen, 
que sólo al reloj corresponden. 

Perdonad si me puede el ansia 
de salvar distancias. 
Sólo veo decadencia y mierda, 
y escribo vísceras. 

Hay días y días (....). No juzgues al calendario por no tener tachados los días (...)


De verdad que te esperaba, sentada en la azotea de la que en sueños me hablabas. Esto de la impermanencia se me da bien, nunca me muestro al cien, me reservo un cincuenta pa que no me puedan vencer.

MOON / Malos días



Se han metido tus pestañas en mis ojos. 
El tráfico muere a media tarde del domingo, 
no recuerdo los símbolos, 
los viejos discos, tu voz. 

Dando tumbos va la libertad,
embriagada 
por el néctar psicótico de la ciudad. 

Vuelve el calor atroz del verano, 
me pilla con cortes en las manos, 
sin nada en el bolsillo izquierdo, 
no hablemos del derecho. 

Se me caen los techos encima 
cuando la soledad es la rima 
constante de la humana sensación de paz. 

Os juro que se me cae el alma, 
aunque la sujeté hace ya 
con cadenas a mi espalda. 

Nada me permanece, 
nada nos salva, 
sólo hay instantes y pastillas, 
alcohol y sal en la herida. 

Ya nunca será lo mismo eso de quererla, 
si se me querella insaciable 
contra la boca. 

Somos lo poco que queda de ayer 
y lo que quisiéramos ser mañana. 
No se me quitan las ganas, 
sólo que a veces se me estancan. 

Somos muérdago colgando del balcón, 
vergüenza y desidia. 
Desesperación, 
humana forma de latido decadente

Instantes




Muero de calor y de sed,
la tristeza le dice al
intrínseco miedo de perdernos;
pase usted.

Pase usted, que yo no llego a tiempo,
que me quedo enganchada
en las manecillas del viejo reloj
arraigado a aquella pared.

Y se nos caen los minutos,
se nos caen,
tú te frenas,
yo no discuto.

"espejo retrovisor, porque tú siempre te frenas"

Hay un ruido hueco en el cuarto,
mañana volveremos a ser asfalto.
Los miedos putrefactos,
el cantar del desánimo.

Y déjame venir,
que yo sin ti
que septiembre
sin agosto.

Te dejaré partir en dos al tempo,
escapándote.

Me dejaré la voz en el viento,
susurrándote palabras
e instantes

martes, 5 de abril de 2016

no mereces

Cada vez que parecía que las lágrimas iban a brotar de la esquina de sus pestañas, la sal la volvía para atrás. ¿Para qué llorar? Cuajaban como mucho 2 o 3 lágrimas que acababan muriendo en latas de cerveza y canutos a medias. Cuando parecía que no tenían sentido, empezaron a encontrárselo. Muriendo en avenidas vacías, teñidas por el naranja de las farolas, andaban y andaban, lento pero sin detenerse, rápido sin disfrutar. Los labios que sangraban detrás asumían la carga del nunca empezar, del nunca acabar. Las palabras se congelaban en el vaho que desprendía su boca, marcada por las verdades a medias que se habían convertido en pilar constante. Aquel grupo inglés de los 80 rellenaba la habitación hasta los topes, ya no faltaba nada, ya no sobraba nada.


sonando...

lunes, 4 de abril de 2016

sábado, 2 de abril de 2016

nada



Allanamiento del alma inacabada,


me dice tu piel que la mantenga mojada


para luego arroparla, y no te me caigas,


que si te escribo es para mantenernos con la cabeza bien alta.






Y rómpeme las ventanas al alba,


deja los cristales para la madrugada,


por si te callas, por si te hunde en sombra la noche estrellada, y no de estrellas, sino estrellada contra el muro de nuestra inconsciencia, de la ignorancia del ser humano programada.

Justifica tu respuesta



Me revientas las salidas de emergencia antes del caos de tus andares, dejándose ir en el aslfato, en los cambios de turno. Pasando la resaca del silencio. Me dejas en la estaca, en la cruz de mis delirios, cuando ya nada nos salva, cuando nada se arrepiente más que tus párpados cerrados antes de tiempo. Dejas pasar las noches lentas y adivinas el día a tientas, el sol no te da tregua. Atardece en el círculo polar ártico de tus pupilas.

Sábado inacabado

Como un big bang que se desata,
me quedo detenida en el borde de tus pupilas
pupilas dilatadas que caben en un agujero negro,
me quedo varada y pienso.


qué tan pequeño es el universo
cuando te conoces por dentro
cuando tus límites se desangran
cuando ya nos absorbe la nada


Inmunes al dolor,
o quizá es que nos gusta
y no sabemos vivir sin él
tal vez moriríamos de placer


Una de cal y otra de arena,
una hostia tras una caricia
o viceversa.


De verdad que no pienso creerme tus labios
de verdad que me sacas de quicio
que el final de la escalera nos parece un precipicio
que no se quita con los años el mal vicio

lunes, 21 de marzo de 2016

'Olvídame fuerte, igual que te amé'






'Me bebo el aceite por ti, de los pezones del aire, tierno estaré y aun así, no me beses en a boca; soy vinagre'








inconcluso


Lunes noche, la ciudad turbia recupera el silencio, 
la dignidad efímera que la recompone cada noche. 
Yo me intento reconstruir. De veras que lo intento. 
Me está costando por ti, me está corroyendo el tiempo, 
dispuesta estaré y aún así, no me beses en los labios; 
soy lamento. 
Lamento constante del viento, 
resurgir de las colmenas de piedra.
Ciega estoy y aún así te veo 
en los quejidos del cielo nocturno. 
Quiero largarme de aquí, de lo absurdo. 
Quiero que luches por mí, 
no me sueltes de la mano. 
Fumo y en el humo se consumen tus noches, 
ciego constante.
Me arrancas del sexo las ganas, 
me traes a rastras cada vez que te vas. 
Te juro que no volveré, 
que el muro se alza 
a velocidad inconstante pero sin pausa. 
En una nube verde y densa creo morir, 
entonces me salva mi ángel aquí. 
Y si la ciudad nunca llueve yo no puedo dormir. 
Y las rondas nocturnas acaban sin ti. 
Me marcho deprisa, no quieras venir, 
que el tiempo no avisa y te quiero (mal)decir;
La melodía llega a su fin, más pronto que tarde, 
pero siempre y nunca, como solías contar.



la canción que me ha sacado esto del pecho

La última vez

Un minuto de silencio por todo lo que murió al irnos, 
al dejarnos ir. 
Un minuto gritando al viento el nombre de los caídos 
en el olvido. 

Tus ojos arrancándome el alma,
tragándose todo lo que soy 
el agujero negro de tus pupilas.

La tristeza se desangra 
en tu mesilla de noche. 
Se apagan las luces, se baja el telón, 
enciendo las velas a ver si puedo 
vislumbrarte a lo lejos. 

No da resultado. 
Hay un espejo 
y no me reflejo, 
sólo veo escarcha
-colgando de tu cabello-. 

Y dejémonos ir, 
como se deja ir la sal del mar hacia la orilla.

(La última vez que me drogo)
Del cristal pasamos a los cristales rotos
del día siguiente, 

sigo sin sentirte.



jueves, 17 de marzo de 2016

No me beses en la boca



En este patio de muertos me toca vivir, Son veinte y la cama: almíbar seré.

Mientras se cuecen las habas te quiero decir: Olvídame fuerte, igual que te amé.

Nunca seremos harina del mismo costal, Le pido lumbre a sus ojos y se echa a llorar.

Me bebo el aceite por ti De los pezones del aire, Tierno estaré y, aun así, No me beses en la boca: Soy vinagre. Replegaré las ojeras, no pienso remar, Iré contra el faro: tú desnúdate. Llévate miel y maldice mi estampa al pasar, Deshójame el trébol, yo te mentiré.

Nunca me cuadran las cuentas después de volar, Salen impares las alas, los nidos de más.

Me como las pieles por ti De los nudillos del tiempo, Solo estaré y, aun así, No me beses en la boca: Soy cemento. Me empapo de otoño por ti, Sé que los labios te arden, Frío estaré y, aun así, No me beses en la boca: No soy de nadie.

No soy de nadie.

No soy de nadie.

No soy de nadie.


Kutxi Romero

miércoles, 16 de marzo de 2016

Reincidentes

Hubo días en los que te quise. Otros, todo lo contrario. Te odié hasta la imposibilidad, odié tu forma de caminar. Las noches se volvían cada vez más absurdas, igual que la gente. Hubo días en los que ni quise salir de la cama. Días en los que te odiaba y pasaban lentos o demasiado rápidos. Dependías de mi perspectiva, de mi saber hacer. Hubo días en los que me odié a mi misma de una forma insuperable. Días en los que la música era una mera banda sonora, no curaba. Noches de cicatrices insaciables, apoyada en lo cómodo de tus pestañas, me mirabas. Días en los que el dolor no significaba nada, ni las palabras. Ni de coña tu mirada clavándose en mí. Días en los que desquicié a mi rabia. Noches en las que ni tus labios me salvaban. La mirada perdida que reabría mis heridas, eso eras tú. Ni las cenizas nos quedaban, habían volado con el viento, con el tiempo. De no evitarnos pasamos a hacerlo. Había días y había noches. La tristeza era compañera constante de nuestros andares. Él sabía lo que se decía.

Ahí fuera

Hay una guerra ahí fuera.
yo vuelvo a caer en tu trinchera
no queda nada ni nadie
que me absuelva

Arrastro las cadenas
de mi inconsciencia
ante los hechos de tu espalda
incompleta

Incompleta sin mis dedos por ella
se disipan los lunares de tu cuello
y cuando creo que me desintoxico
recaigo

Hay una guerra ahí fuera
resuenan trompetas
la calle arde
tú te alejas

Ya no se si sacar la blanca bandera
que un día fue nuestra sábana bajera
y pedirle al cielo una tregua
o trepar por tus piernas

en busca de una torre desde la que dispararos.

lunes, 14 de marzo de 2016

El andén





Hemos dividido el tiempo que nos queda,
la aritmética de tus labios calcula las palabras
de la esquela en la que me escribirás

La despedida de mi vida,
la playa sin mar,
besos de sal

El tren se va y yo no vuelvo,
en el andén se graban tus pisadas 
a fuego

 Y yo ya no espero.

Nunca más

He borrado mis imágenes contigo,
tu número de teléfono,
los desperdicios.

No quiero saber de tu sonrisa,
siempre con prisas,
siempre indecisa.

La vida entera,
se me envenena.

Tengo poco que decir,
a estas alturas
tengo poco que recorrer
en tu cintura.

No tienes sentido,
pareces un delirio.

Nunca más
Nunca más
Nunca más

Nunca más enjuagarás tus lágrimas
en mi espalda
Eres ceniza
y el viento se te lleva.

Te incendias en mi memoria
el yugo absurdo de tus ojos
que antaño me desquiciaba,
ahora me desgarra.

Nunca más.

Nunca más tu sexo y el mío serán las chispas de lo eterno.

Las miserias de sus crímenes


Quisiera saber por qué
estoy en esta cárcel metido,
tratado como un bandido
que no quiero ser ni soy.
¿Por qué me condena hoy
la sociedad corrompida?
Si delito ha cometido
el que no gozó jamás,
el que goza más y más
 tendrá culpas más atroces,
que son delitos los goces
 mientras lloran los demás.
Paso la noche y el día
soñando siempre con verte.
Y si aborrezco la vida,
me causa pavor la muerte.
Morir, ¿debería de morir?
No, ¡jamás!
Mas si no puedo vivir
como viven los demás,
aumentaré en uno más
la lista de los que gimen.
Y sepan los que me oprimen
que sólo mi vida arrastro
por escupirles en el rostro
las miserias de sus crímenes.

La Raíz

Poema original de Miguel de Medina - preso de la Guerra Civil española

miércoles, 9 de marzo de 2016

contraproducente

El tiempo no se detiene, no se a qué esperas.
Se con certeza que desesperas.

No se qué estamos haciendo,
no se qué estás haciendo.
Te miro y no se que piensas,
me bloqueas.

-



Quiero perderme en la noche negra de tus pupilas,
que la luna acompañe nuestros instintos suicidas,
por ver en este mundo que aniquila,
que no nos salva, que nos discrimina.

Quiero perderme en los surcos de tu piel,
en las marcas de expresión que deja tu sonrisa
imperecedera, a corre prisas.

Quiero desgarrarme en lágrimas,
quiero escuchar reír tu ánima.
Que las pisadas sobre el asfalto,
se tornen ruinas...

El hueco de la escalera



El atardecer atardece, 
sin más preámbulo que la noche efímera,
el día eterno de verano, la música en tu boca. 
El amor que nos desborda.

El cielo se ruboriza
ante tus pasos de asfalto profundo.
El incienso se mezcla con tu perfume
y me aturde.

Cierro los ojos. Respiro.
Es otro viernes etéreo,
lleno de humo y vísceras.

Y entonces comprendo;
que no son sólo tus ojos,
es tu aliento,
son mis ansias de devolverte el oxígeno.

El ir y venir del viento,
los semáforos eternos.
El nulo tiempo que nos queda,
en el hueco de aquella escalera.

El invierno que comienza,
notas de prensa,
desquicio en los bares.

En tus andares erráticos,
como naufragando en el mar Báltico
canto de las sirenas del desánimo.

Te escribí en las paredes,
en el papel higiénico
en servilletas de antros esotéricos.




Has vuelto como vuelven las heridas, 
primavera insensata y decaída, 
verano polar, invierno en tus labios. 

Miro de reojo a la luna 
por si me chiva 
donde es que están tus andares nocturnos.

a penas ha amanecido 
y yo ya madrugo, 
ya me pierdo en carreteras
observando al amanecer teñir de rojo el cielo. 

Que algo nos saque de éste invierno, 
de estos lamentos, 
de la ropa amontonada y vieja en el hueco de la escalera. 

Y que algo nos salve de lo insalvables que somos, 
que algo se nos retuerza dentro 
si es que así nos saca los sentimientos



Qué nos queda

La ciudad deshidratada, incomprendida. 
Salidas de emergencia colapsadas,
el viento en contra que te corta la cara. 

Los pies empapados 
tras pisar los charcos,
ahora todo esta húmedo. 

El pecador incapaz de redimir sus pecados
camina empapándose del gris del cielo, 
sus ojos se tornan arcoiris 
y las camas que deshizo ya arden en memoria de otros que llegaron después. 

Entonces el sol no se atreve a salir 
de entre las nubes opacas y blancas, 
desesperadas como prostitutas sin blanca, 
como un niño sin cena, sin poder acumular penas, porque malgastan demasiadas energías. 

Ve los rostros de la muerte caminando para llegar al fondo del autobús. 
Se detiene y observa. 
Los tormentos internos 
le dan punzadas en el costado izquierdo.

Pero avanza, avanza sin mirar atrás 
ni pensar en qué más. 
Avanza mirando sus pies, 
empapados de la vergüenza atónita de la ciudad, 

y ésta se decide y lo absuelve... 
Y entonces la lluvia cesa, 
y entonces ya nada nos queda
sino nuestras propias miserias.

Atascos



El amanecer siguiéndome los pasos,

en la ciudad que amanece para dejar de verte,

para dejar de ser asfalto.


Yo dejándote en los atascos,

tu risa tocándome el claxon.

Ciudad sin lluvia



Es más difícil de ver que las estrellas
entre la polución nocturna de la ciudad.
Luces de bohemia, ansiedad.

Su voz se desdibuja con las olas,
aprendí a llorar a solas,
sin lágrimas, sin sal.

Vuelven al mar las palabras inconscientes,
dicen que cuando no me miras,
me mientes

Y escalo la vela del barco
encallado en tu profundidad
Deshago las horas en los bares

Y más lejana está la soledad,
vagabundea de tus abismos
a mis principios

(De los miedos a la paz)

Y sin lluvia la ciudad nos dejará,
una vez más
volviendo a empezar,
volviéndonos a acabar.


Amantes de lo efímero


La ensordecedora monotonía de un lunes gris, 
mitigada por el susurro de los pájaros. 
A mí me delatan las miradas y lo sabes, 

La incongruencia de tus labios reposados
respira aritmética en cada paso. 

Miro atrás, ya no los cuento como antes.
Ya nada es lo que era. 
Ahora por tus caderas trepa
el alma que se me envenena.

Somos los mismos de antes de ayer. 
Evitamos el no contacto, 
emociones descompasadas 
que se adueñan de mis estados de ánimo

(El sol no nos ha bañado hoy la cara)

¿Y qué si somos amantes de lo efímero?












Siento que he estropeado una de las pocas cosas que de verdad he llegado a tener. Siento como el vacío me arrastra insensato por su corriente acuática, que se ha vuelto totalmente eléctrica desde el momento en que rocé su piel. Siento que los puentes que digo dinamitar a veces se derrumban por sí solos. Siento el peso de los días lentos en los hombros. Seguiremos siendo esa canción que no acaba de sonar bien del todo, tú seguirás siendo la melodía lejana y la humanidad el coro que termina de estropearla. Seremos entonces asfalto, tierra mojada. Y si algún día las corrientes premian a nuestro favor, desplegaré mis alas para las dos. Hoy es sólo el principio de las cartas anónimas sin destinatario que escribiré para que nadie y todos las lean. Y nadie y todos lo comprendan.




Con la mirada vacía si no te miro, esquivando los tiros.

No existencia



Me quedé para ni siquiera mirarte.
Esa noche, entre la niebla vi tu sombra.
Me quedé inmóvil, sin poder tocarte,
sin apretar mis palabras calladas contra lo incierto de tu boca.

Esa noche no anocheció para nosotros dos.
Anocheció para el resto del mundo,
para tus silencios inmundos, 
para mi miedo en la piel.

Esa noche me quedé mirándote y luego miré a la nada,
y ésta me gritaba, me llamaba
y me arrancaba
de lo cómodo de tus pestañas inacabadas.

Esa noche dejé de ser quien era,
dejé de lamentarme por cualquier ausencia,
pues fui consciente.

Sólo me tenía a mí.

La claridad siempre vuelve tras lo obscuro

Acabamos como empezamos, sin derechos, sin fundamentos. Vamos por el lado contrario, recorremos caminos de piedra. Las emociones nos guían y nos detienen en seco, como un frenazo, como cualquier comienzo. Destruye tu castillo de naipes, no hagas cosas que no sientes. Mira a la vida como ella te mira a ti. Mirada fría e incorpórea, difuminada desde los altares de la conciencia. Disfruta cada melodía que el tiempo se las lleva con demasiada prisa. Aprende de las hostias, de las vueltas de campana, de los rencores insanos del ser humano. Busca un rincón apartado, que no te den por encontrado. Date por perdido una y mil veces, reconstrúyete como cenizas de fénix. Cuando llegues al río ve contracorriente, sólo de esa forma alcanzas la mayoría de las cosas. Que no se te hunda el cielo nocturno encima, pues irremediablemente siempre vuelve a amanecer.


Desde que no somos nada



Desde que no somos nada,
enciendo el pitillo y se me apaga
como se apagan tus miradas
y se distancian las palabras.


Desde que no somos nada,

el viento se lleva nuestras madrugadas
se me evapora el alma
se vacían las gradas.


ya no me hablan tus pupilas,

desde que no somos nada,
solo me habla la luna al alba,
antes de esconder su doble cara.


Desde que fuimos polvo y latidos de más

desde la rutina que nos abstrae,
logro ver tu cara,
ensimismada en esa pantalla.


Escribo poesía a altas horas,

a desgana sin tu piel,
sin tus minutos que son eternidad.


El vaso a tope, nada de a medias tintas,

con el hielo y la ginebra
voy volando a tu ventana cada noche,
no cabe entre tú y yo ningún reproche.


Deshazte en las canciones que te hacen ver la realidad,

túmbate en mis párpados,
desgárrame las ganas
quédate a vivir en mis entrañas


que yo tengo para rato,

con este corazón insensato,
me la juego a todo o nada
cuando te veo en el humo de cada calada



















me tienes calada hasta la médula y lo sabes.


Absolución








Deshagámonos, desdibujémonos, ya nada vale nada si no encontramos la esencia. Borremos los besos, las noches de excesos. Borra mi sonrisa, yo borraré tu risa. Quema las sábanas que nos vieron amanecer, las cervezas a medio acabar de tu mesilla. Olvida el ruido del despertador que un día nos echó en cara nuestra pereza. Despluma la almohada sobre la que duerme nuestra conciencia, olvida los besos a medias, el humo difuminando la visión de tus ojos, lo absuelvo.

Arritmia

¿Estábamos yendo a ritmos diferentes? 
La montaña no dejaba de alejarse
a cada paso, su cima se agigantaba
tiraba por tierra nuestras ganas cansadas de coronarla


Recuerdo el café recién hecho por las mañanas
recuerdo el sofá, las sábanas
Los libros a medio leer, las estanterías polvorientas
el sexo, las turbulencias


La hora exacta 
en que el sol convertía en espejo las charcas
La sensación de vacío
el frío.